Novasinergia 2022, 5(1), 83-99 85
instalaciones de generación solar de las cuales, la provincia de Panamá Oeste ocupa el
primer lugar en el interior del país con 23%, seguida de Coclé con 10%, Chiriquí con 7%,
Veraguas con 5%, Colón con 4%, Herrera con 2% y Los Santos con 2%, mientras que la
provincia de Panamá, a nivel nacional, concentra la mayor cantidad de sistemas
fotovoltaicos de autoconsumo instalados con un 47%. Adicionalmente se han realizado
estudios en instalaciones hospitalarias a nivel internacional donde se destacan que al
instalar sistemas solares fotovoltaicos se evita la emisión al medioambiente de 44 toneladas
de gases de CO2, la institución hospitalaria estima un ahorro anual de 8376 dólares gracias
al 18.8% de ahorro energético producido (Jiménez, Leal, & Garzón, 2016).
Las medidas mencionadas en conjunto a otros elementos pueden contribuir con otras
estrategias como lo son las edificaciones a energía neta cero (NZEB por sus siglas en inglés),
las cuales se entienden como: un edificio que tiene un rendimiento energético muy alto, la
casi nula o muy baja cantidad de energía requerida debe ser cubierta en una medida muy
significativa por energía de fuentes renovables, incluyendo la energía de fuentes renovables
producida en el lugar o en las cercanías. Esto no quiere decir que la edificación no consuma
energía, sino que esta consume prácticamente lo mismo que produce (Teba, 2020). Estas
edificaciones serían un eslabón más en la cadena que lleve a Panamá a una reducción
considerable de sus emisiones de gases invernadero, a la vez de contribuir al mejoramiento
de los servicios de la red eléctrica. Para llegar a esto se puede iniciar incidiendo directamente
sobre las fuentes de consumo energético, por ende, muchas empresas aplican a la
certificación Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED por sus siglas en inglés) para
alcanzar este objetivo, así se presenta en un estudio cuya finalidad radica en la promoción
de la salud pública direccionándola hacia la sostenibilidad, seguridad y sistemas de control,
además de los pasos seguidos para la obtención de la certificación, obteniendo como
resultado la categoría plata de la certificación para un hospital de 106000 m², con capacidad
para 200 camas, cumpliendo con los criterios establecidos en la certificación: sostenibilidad
del sitio, eficiencia en el manejo del agua, energía y atmósfera, materiales y recursos, calidad
del ambiente interior e innovación (Uribe & Arboleda, 2015). También, es destacable el caso
de una tesis realizada en España donde se buscó una alternativa renovable de
abastecimiento energético en un hospital, tomando en consideración el clima de la zona y
los recursos con los que se cuentan en esa área, evaluando así la energía solar térmica,
biomasa, geotermia y mini eólica, resultando como más factible el abastecimiento de caldera
por biomasa forestal, ya que se cubre más de un 95% de la demanda en energía térmica de
la instalación (Valdés, 2018). Igualmente se presenta el caso de un hospital en Massachusetts,
uno de los hospitales más importantes de Estados Unidos, ubicado específicamente en
Boston con una extensión 30905.50 m2, en donde su gasto de energía más significativo se da
en el sistema de climatización. Como resultado se obtuvo que, de aplicarse la estrategia
propuesta, las instalaciones del MGH (Massachusetts General Hospital) podrían ahorrar
hasta un 60% de los costes de climatización al año, lo que representaría un ahorro de 1218626
dólares al año.
Como otro ejemplo sobre las medidas de ahorro en edificaciones hospitalarias, en un estudio
se muestra que con la implementación de medidas activas y pasivas de ahorro energético
en edificaciones de menos de 5000 m2 se pueden obtener ahorros de hasta 8.60 kWh/m2 por