Novasinergia 2025, 8(2), 154-177. https://doi.org/10.37135/ns.01.16.09 http://novasinergia.unach.edu.ec
Artículo de Investigación
Hábitats en transformación: vivienda progresiva con materiales reciclados
y eficiencia energética
Transforming habitats: progressive housing with recycled materials and energy efficiency
for resilient urban environments
Ghyslaine Manzaba1, Ricardo Valencia1, Dayanna Balladares1, Walter Neira1
1Universidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador, 090514;
ricardoa.valenciar@gmail.com; dayanna.balladaresc@ug.edu.ec; walter.oswaldoj@ug.edu.ec
*Correspondencia: rominamanzaba97@gmail.com
Citación: Manzaba, g.; Valencia, R.;
Balladares, D.; & Neira, W., (2025).
Hábitats en transformación:
vivienda progresiva con materiales
reciclados y eficiencia energética.
Novasinergia. 8(2). 154-177.
https://doi.org/10.37135/ns.01.16.09
Recibido: 17 marzo 2025
Aceptado: 13 mayo 2025
Publicado: 02 julio 2025
Novasinergia
ISSN: 2631-2654
Resumen: En América Latina, el crecimiento de asentamientos informales y la
precariedad de las soluciones habitacionales disponibles continúan agravando el déficit
cualitativo de vivienda, particularmente en contextos de vulnerabilidad urbana. Ante
esta problemática, el presente artículo examina la vivienda progresiva como una
estrategia integral para articular criterios de sostenibilidad ambiental, eficiencia
energética y participación comunitaria en núcleos espaciales habitables. La
investigación se desarrolló mediante una metodología mixta que combinó técnicas
cualitativas y cuantitativas, incluyendo encuestas, entrevistas semiestructuradas y
simulaciones digitales de desempeño térmico. El estudio de caso se centró en la
Cooperativa Voluntad de Dios, en Guayaquil, donde se analizaron cuatro viviendas en
el que prevalece el 85% de autoconstrucción con asistencia técnica parcial,
configuraciones espaciales limitadas, acceso deficiente a servicios básicos y dinámicas
de apropiación colectiva del territorio. Paralelamente, se formuló una propuesta
proyectual de vivienda progresiva basada en materiales sostenibles como caña
guadua, bambú laminado y bloques de tierra comprimida estructurada en cinco fases
de crecimiento que permiten escalar desde 39 m² hasta 120 según las necesidades
del núcleo familiar. Los resultados de simulación evidenciaron una eficiencia energética
promedio de 240kWh/m² por año, una mejora térmica de hasta 6°C mediante
estrategias bioclimáticas pasivas y un índice de reciclabilidad superior al 20%. Se
concluye que la vivienda progresiva, concebida como una solución adaptable y
técnicamente viable, promueve la resiliencia comunitaria y una transición efectiva hacia
un desarrollo urbano más sostenible e inclusivo.
Palabras clave: Autoconstrucción asistida, Eficiencia energética, Materiales reciclables,
Resiliencia comunitaria, Sostenibilidad urbana, Vivienda progresiva.
Copyright: 2025 derechos otorgados por
los autores a Novasinergia.
Este es un artículo de acceso abierto
distribuido bajo los términos y
condiciones de una licencia de Creative
Commons Attribution (CC BY NC).
(http://creativecommons.org/licenses/by/4
.0/).
Abstract: In Latin America, the growth of informal settlements and the precarious nature of
available housing solutions continue to exacerbate the qualitative housing deficit, particularly
in contexts of urban vulnerability. In response to this issue, this article examines progressive
housing as a comprehensive strategy to integrate environmental sustainability, energy
efficiency, and community participation within habitable spatial units. The research employed a
mixed-methods approach, combining qualitative and quantitative techniques, including surveys,
semi-structured interviews, and digital thermal performance simulations. The case study
focused on the Cooperativa Voluntad de Dios in Guayaquil, where four self-built homes with
partial technical assistance were analyzed. These cases revealed the prevalence of 85% self-
construction, spatial limitations, deficient access to basic services, and collective territorial
appropriation dynamics. In parallel, a progressive housing design model was developed based on
sustainable materials, such as guadua, laminated bamboo, and compressed earth blocks
structured in five stages of growth, allowing expansion from 39 m² to 120 in accordance with
household needs. Simulation results showed an average energy efficiency of 240 kWh/m² per
year, a thermal improvement of up to 6°C through passive bioclimatic strategies, and a
recyclability index exceeding 20%. It is concluded that progressive housing, conceived as an
adaptable and technically feasible solution, fosters community resilience and supports a
meaningful transition toward more sustainable and inclusive urban development.
Keywords: Assisted self-construction, Energy efficiency, Recyclable materials, Community
resilience, Urban sustainability, Progressive housing.
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 155
1. Introducción
El crecimiento acelerado de asentamientos informales en América Latina ha generado
desafíos significativos en la planificación urbana y la sostenibilidad ambiental. A pesar de
los esfuerzos gubernamentales por implementar programas de vivienda de interés social
(VIS), persisten problemas relacionados con la calidad constructiva y la adaptabilidad de
estas viviendas a las necesidades cambiantes de las familias [1]. En Ecuador, una parte
considerable de la población urbana reside en viviendas autoconstruidas, reflejando una
tendencia hacia soluciones habitacionales progresivas que responden a las limitaciones de
los programas oficiales de vivienda [2].
La vivienda progresiva se ha propuesto como una estrategia arquitectónica que permite la
expansión modular de las viviendas según las necesidades de cada familia, utilizando
materiales reciclables y técnicas de construcción sostenibles. Esta aproximación no solo
aborda el déficit habitacional, sino que también promueve la eficiencia energética y la
reducción de la huella de carbono en entornos urbanos [3]. Sin embargo, existen brechas en
el conocimiento relacionadas con la implementación efectiva de materiales reciclables en la
construcción de viviendas sociales y su impacto en la eficiencia energética. Investigaciones
recientes han explorado el uso de materiales regionales como aislantes térmicos, pero se
requiere una evaluación más exhaustiva de su aplicabilidad en diferentes contextos urbanos
[4], [5]. Además, las políticas públicas aún no han incorporado plenamente estas estrategias
en los programas de VIS, lo que limita su adopción a gran escala [6].
Este estudio tiene como objetivo evaluar la viabilidad de un modelo de vivienda progresiva
(Figura 1) que incorpore materiales reciclables y estrategias de eficiencia energética,
adaptado a las necesidades de las comunidades de bajos recursos en Guayaquil, Ecuador.
Se busca determinar cómo la integración de estos elementos puede mejorar la calidad de
vida de los habitantes y contribuir a la sostenibilidad urbana, donde, los asentamientos
informales en América Latina representan uno de los mayores desafíos estructurales para
la planificación urbana, el acceso a infraestructura básica y la garantía de condiciones dignas
de habitabilidad. Estas áreas, marcadas por el crecimiento desordenado, la carencia de
regulación y la informalidad del suelo, han emergido como una respuesta de facto ante la
insuficiencia de vivienda asequible en ciudades que experimentan una expansión acelerada
[1], [7]. En este contexto, la autoconstrucción, en sus diversas modalidades, se ha convertido
en el mecanismo predominante de producción del hábitat urbano, articulado a procesos de
exclusión económica, desigualdad territorial y limitaciones institucionales, sustentado en
las fichas de observaciones recopiladas por el trabajo de [2].
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 156
Figura 1. Implantación de prototipos de viviendas en diferentes fases de crecimiento progresivo en la Cooperativa
Voluntad de Dios, Monte Sinaí [2].
En el Ecuador, como parte de esta tendencia regional, enfrenta un profundo déficit
habitacional tanto cuantitativo como cualitativo. Según la CEPAL, en el año 2019 el país se
encuentra entre los de mayor proporción de población asentada en áreas informales, junto
con Haití, Bolivia, Perú y Guatemala [8]. A esta situación se suma la limitada efectividad de
los programas públicos de vivienda social, los cuales, si bien han contribuido a ampliar la
cobertura, también han sido objeto de críticas por sus bajos estándares de calidad
constructiva, la estandarización de modelos no contextualizados y su escasa capacidad de
adaptación a las necesidades reales de las familias [1], [8]. Como resultado, ha proliferado
un sentimiento de desconfianza hacia las soluciones estatales formales, favoreciendo la
consolidación de estrategias de autogestión y progresividad habitacional [2].
Uno de los casos más representativos de este fenómeno es el sector de Monte Sinaí, en la
ciudad de Guayaquil. Desde la década de 1990, la expansión urbana en esta zona ha estado
marcada por la ocupación irregular de terrenos en la periferia, con un crecimiento que ha
abarcado más de 30 kilómetros a lo largo de la vía Perimetral [9]. Para 2017, Monte Sinaí
albergaba aproximadamente 133.000 habitantes, distribuidos en 39 cooperativas no
regularizadas, lo que lo convierte en el asentamiento informal más grande del país [10]. La
situación actual del territorio evidencia condiciones de alta precariedad: viviendas sin
legalización, acceso limitado a servicios básicos, déficits en infraestructura y una presión
significativa sobre ecosistemas estratégicos como el Bosque Protector Cerro Blanco [10].
Las principales problemáticas que enfrentan estos asentamientos incluyen: deficiencias
estructurales de las viviendas, muchas de ellas construidas con materiales precarios sin
asistencia técnica ni criterios de sostenibilidad [11]; acceso limitado a servicios como agua
potable, alcantarillado y electricidad [12]; falta de planificación urbana, lo que genera
fragmentación territorial, hacinamiento y ausencia de conectividad con el resto de la ciudad
[13]; y afectaciones ambientales generadas por la urbanización no planificada, con impactos
negativos sobre zonas de conservación [10].
En este escenario, la vivienda progresiva se plantea como una alternativa pertinente, al
permitir una expansión gradual en función de la evolución del cleo familiar y sus
capacidades económicas. Además, la incorporación de materiales reciclables y estrategias
bioclimáticas representa una oportunidad para mejorar el desempeño energético y
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 157
ambiental de las viviendas, contribuyendo a reducir la huella de carbono del entorno
construido [3], [5], [14]. No obstante, la implementación efectiva de este modelo requiere no
solo de una propuesta arquitectónica adecuada, sino también de una comprensión profunda
del contexto social, territorial y constructivo.
Este estudio tiene como propósito evaluar la viabilidad técnica, ambiental y social de un
modelo de vivienda progresiva adaptado a las condiciones de Monte Sinaí, integrando
materiales sostenibles, criterios de eficiencia energética y metodologías participativas. Se
espera que los hallazgos contribuyan al fortalecimiento de políticas habitacionales
inclusivas, resilientes y sostenibles, en concordancia con los objetivos de desarrollo urbano
planteados por la Agenda 2030 y las normativas nacionales de construcción [2], [13].
2. Metodología
La presente investigación se fundamenta en un enfoque metodológico mixto,
combinando técnicas cualitativas y cuantitativas con el propósito de alcanzar una
comprensión integral de las dinámicas socioespaciales, constructivas y energéticas en el
contexto de estudio, lo que permitió correlacionar datos empíricos obtenidos mediante
trabajo de campo con análisis digitales y modelado predictivo, asegurando la validez y
confiabilidad de los resultados obtenidos [15], [16]. Para garantizar un procedimiento
estructurado y replicable, el estudio se desarrolló en cinco fases principales.
2.1. Revisión de literatura y análisis de contexto
El desarrollo de soluciones habitacionales sostenibles en contextos informales exige
una comprensión integral del territorio, en tanto espacio físico y construcción social. En este
sentido, el análisis de contexto se basó en una revisión de literatura especializada y en el
levantamiento sistemático de información in situ, con el objetivo de identificar las
condiciones socioculturales, físicas y normativas que inciden en la habitabilidad del sector.
Siguiendo el enfoque metodológico propuesto por [17], se adoptó una matriz de análisis que
considera dimensiones físico-bióticas, de organización espacial y de apropiación social del
entorno como elementos esenciales para el diseño arquitectónico en entornos urbanos
vulnerables.
La revisión de literatura permitió establecer un marco teórico sobre vivienda progresiva,
resiliencia urbana, eficiencia energética y uso de materiales sostenibles en el contexto
latinoamericano [3], [5], [14]. Estos enfoques coinciden en resaltar la importancia de integrar
criterios de adaptabilidad, eficiencia térmica y reciclabilidad de materiales en la vivienda de
interés social, especialmente en asentamientos informales donde predominan procesos de
autoconstrucción no asistida [18].
En el caso específico de la Cooperativa Voluntad de Dios (Guayaquil), se realizó un análisis
contextual a partir del diagnóstico territorial, socioeconómico y tipológico del sector,
identificando la alta homogeneidad en la morfología de las parcelas (Figura 2), la
recurrencia de soluciones habitacionales de tipo autoconstruido, y la falta de infraestructura
básica como agua potable, alcantarillado y servicios urbanos complementarios [2]. Estas
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 158
condiciones no solo afectan la calidad de vida de los habitantes, sino que limitan las
posibilidades de consolidación urbana formal en el largo plazo.
El análisis territorial se articuló mediante fichas de observación aplicadas a una muestra
representativa del área de viviendas de 14 manzanas, equivalentes al 10% del total del área
urbana delimitada, complementadas con sistemas de información geográfica (QGIS) y
simuladores de eficiencia energética (Autodesk Insight), además de observación directa y
evaluación cualitativa de los usos del suelo. A partir de estas herramientas, fue posible
identificar los patrones de densidad y ocupación predominantes, las condiciones de
vulnerabilidad constructiva y la orientación solar de los predios. La configuración
morfológica homogénea de las parcelas, con dimensiones promedio de 7 m de frente por 20
m de fondo, común en toda la cooperativa, también permitió establecer parámetros para la
organización volumétrica de la propuesta arquitectónica.
En suma, este apartado metodológico articula la revisión conceptual con el análisis empírico
del contexto, sentando las bases para una propuesta de vivienda progresiva con pertinencia
territorial. La triangulación entre datos primarios y referencias bibliográficas permitió no
solo sustentar técnicamente el diagnóstico, sino también abordar críticamente la
desconexión entre las soluciones habitacionales estandarizadas y las dinámicas sociales de
producción del hábitat en Monte Sinaí.
Figura 2. Imagen urbana de la Cooperativa Voluntad de Dios, Monte Sinaí [2].
2.2. Observación y levantamiento de datos en el sector de estudio
El levantamiento de información en la Cooperativa Voluntad de Dios se estructuró a partir
de una estrategia metodológica mixta orientada a captar la complejidad del fenómeno
habitacional en contextos informales. Para ello, se integraron tres instrumentos principales:
fichas de observación arquitectónica, encuestas estructuradas a la población y entrevistas
semiestructuradas con actores clave.
Las fichas de observación técnica permitieron registrar información cualitativa sobre
morfología edilicia (Figura 3), materialidad, ocupación del lote y adaptaciones funcionales
de las viviendas. Este instrumento se construyó con base en criterios de análisis urbano-
arquitectónico propuestos por [17], centrados en dimensiones físico-bióticas, estructurales
y de apropiación espacial. A diferencia del diagnóstico territorial general, este instrumento
se orientó a evaluar tipologías constructivas predominantes y la configuración de los
espacios habitables a escala de vivienda.
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 159
En paralelo, se aplicaron 374 encuestas estructuradas a jefes de hogar del sector, con el
objetivo de identificar características demográficas, prácticas de autoconstrucción,
condiciones de tenencia y percepciones sobre habitabilidad y servicios básicos. Este
levantamiento cuantitativo fue complementado con entrevistas semiestructuradas a
técnicos municipales, líderes comunitarios y residentes, lo cual aportó una comprensión
más profunda del contexto normativo, constructivo y social.
Figura 3. Viviendas existentes en sitio de estudio [2].
Como parte del enfoque de estudio de casos, se seleccionaron cuatro modelos de vivienda
existentes (Figura 4) dentro de la Cooperativa para su análisis comparativo. Los criterios de
selección incluyeron: (i) antigüedad superior a cinco años, (ii) configuración arquitectónica
completa y habitable, (iii) diversidad de materialidad y grado de consolidación estructural,
y (iv) representatividad de núcleos familiares con distintos tamaños (entre 4 y 7 personas).
Estas viviendas constituyen un ejemplo típico del proceso de autoconstrucción asistida en
el sector, con intervenciones progresivas que ilustran tanto los límites como las
potencialidades de este modelo constructivo.
Los datos obtenidos fueron sistematizados mediante herramientas digitales (QGIS, Excel) y
contrastados con los resultados proyectuales obtenidos en la simulación de la propuesta de
vivienda progresiva, permitiendo una lectura comparativa entre lo existente y lo
proyectado, desde una perspectiva funcional, energética y espacial.
Figura 4. (izquierda a derecha) Levantamientos a partir de metodología BIM de viviendas sociales 1. Caso MIDUVI 2.
Casa Valle 3. Casa Ruth 4. Casa Maritza [2].
2.3. Análisis de materialidad y reciclabilidad
El análisis de materialidad y reciclabilidad se planteó como una fase metodológica
clave para evaluar la sostenibilidad técnica y ambiental de las soluciones constructivas
utilizadas en las viviendas del sector de estudio, así como aquellas propuestas en el modelo
de vivienda progresiva. Este análisis tuvo como base el levantamiento físico de los sistemas
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 160
constructivos predominantes en la Cooperativa Voluntad de Dios, considerando aspectos
como la resistencia estructural, el tipo de componentes empleados, la disponibilidad de
materiales en el mercado local, su costo estimado y, especialmente, su potencial de
reutilización y reciclaje.
Para la caracterización se aplicó un formato comparativo de capas constructivas (Figura 5),
el cual permitió clasificar los materiales en función de su reciclabilidad, diferenciando entre
aquellos con potencial de recuperación y los que implican mayor generación de residuos no
reutilizables.
Figura 5. Axonometría de prototipo de vivienda progresiva [2].
La información fue sistematizada mediante una matriz cuantitativa (Tabla 1), en la que se
integraron datos del peso estimado de materiales reciclados y no reciclados por componente
constructivo, conforme a criterios adoptados de [18] y adaptados a la realidad ecuatoriana
[2].
Tabla 1. Formato base para el cálculo de material reciclado a aplicar en los casos de estudio.
Capas constructivas
Material Reciclado
(kg)
Material no Reciclado
(kg)
% de Reciclabilidad
Acondicionamiento y
cimentación
Estructura
Fachadas
Cubiertas
Aislantes e
Impermeabilizantes
Particiones Interiores
Revestimientos
TOTAL
kg
Kg
%
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 161
Asimismo, se adoptaron indicadores como el porcentaje de reciclabilidad, entendida como
el impacto ambiental asociado al ciclo de vida de los materiales de construcción. La
metodología se estructuró en dos etapas: (i) el diagnóstico de las tipologías constructivas
existentes mediante observación directa y fichas técnicas, y (ii) la sistematización del análisis
de materiales seleccionados para la propuesta, bajo criterios de eficiencia energética,
sostenibilidad ambiental y adaptabilidad al crecimiento modular progresivo.
Esta metodología buscó generar una base técnica que fundamente las decisiones
proyectuales desde una lógica de economía circular, priorizando el uso racional de recursos
y la reducción de residuos en todas las fases del ciclo de vida del edificio.
2.4. Modelado Digital y Simulaciones Energéticas
Para evaluar el desempeño energético de las viviendas en estudio, se llevó a cabo un
proceso de modelado digital mediante la aplicación de herramientas BIM y simulaciones
computacionales. Se generaron modelos tridimensionales detallados de los casos de estudio
utilizando Autodesk Revit, permitiendo la integración de información estructural y de
materiales con datos climáticos específicos del sector de Monte Sinaí. Una vez construido el
modelo digital, se realizaron simulaciones energéticas en Autodesk Insight (Figura 6), con
el objetivo de analizar el comportamiento térmico de los materiales seleccionados y su
impacto en la eficiencia energética de las viviendas. Se evaluaron variables como la
transmisión de calor a través de los cerramientos, la incidencia de la radiación solar en los
espacios interiores, la ventilación cruzada y la iluminación natural, comparando
indicadores clave como el consumo energético anual en kilovatios-hora (kWh/año).
Figura 6. Simulaciones energéticas en Autodesk Insight de casos de estudio levantados en Autodesk Revit [2].
2.5. Evaluación de la factibilidad constructiva, reciclabilidad y eficiencia energética del prototipo
de vivienda progresiva
La propuesta proyectual se basó en un modelo de vivienda progresiva compuesto
por cinco fases (Figura 7) de crecimiento, desarrolladas bajo un enfoque modular adaptable
a las necesidades familiares y condiciones urbanas del entorno. La organización volumétrica
responde directamente a los criterios funcionales de zonificación espacial (áreas privadas,
sociales y servicios), y fue diseñada considerando las dimensiones promedio de los terrenos
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 162
presentes en la Cooperativa Voluntad de Dios, así como los patrones de ocupación
observados durante el trabajo de campo.
Figura 7. Zonificación progresiva de prototipo de vivienda social.
La estructuración progresiva parte de un módulo base de 39m², que se expande hasta
alcanzar 120 (Figura 8), siguiendo una lógica de crecimiento planificado que evita la
improvisación típica de las ampliaciones informales. Este planteamiento se sustenta en el
concepto rector desarrollado [2], que concibe la vivienda como una estructura evolutiva
articulada a factores culturales y climáticos del sector.
La configuración formal y funcional fue validada con base en las preferencias de los propios
habitantes, obtenidas a través de encuestas, que señalaron la necesidad de espacios flexibles
para el desarrollo de actividades familiares y productivas. Asimismo, se incorporaron
principios de sostenibilidad en el uso de materiales de bajo impacto ambiental y alta
reciclabilidad, y se aplicaron criterios de eficiencia energética pasiva, cuya simulación y
análisis se integraron en fases posteriores del estudio.
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 163
Figura 8. Postproducción arquitectónica de Prototipo de vivienda de interés sociales con materiales reciclables [2].
El siguiente esquema representa el flujo metodológico del estudio, estructurado en fases
secuenciales que integran el análisis de contexto, la evaluación de campo, la
experimentación digital y la propuesta de diseño arquitectónico (Figura 9).
Figura 9. Fases metodológicas de la investigación realizada.
3. Resultados
3.1. Diagnóstico del Sector y Condiciones Habitacionales
Como parte del trabajo de campo realizado [2], se aplicaron encuestas y entrevistas
semiestructuradas a residentes de la Cooperativa Voluntad de Dios, Guayaquil. Los
resultados obtenidos indicaron que el perfil predominante de los hogares está compuesto
mayoritariamente por mujeres (amas de casa), reflejando una organización familiar liderada
por el género femenino. Se evidenció también la presencia de familias extensas, con un
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 164
promedio de 3.8 personas por unidad de vivienda. En cuanto a la tenencia, la mayoría de
las viviendas son propias, y presentan una distribución espacial típica de sala, cocina, dos
dormitorios y un baño principal, adaptados progresivamente para atender las necesidades
crecientes de los hogares. Respecto a las condiciones de habitabilidad, se observó que el 64%
de las viviendas presenta un estado de conservación regular (Figura 10).
Figura 10. Distribución del uso de materiales en viviendas progresivas.
Otro hallazgo del trabajo de campo fue el incremento en las actividades productivas
familiares, tales como talleres artesanales o pequeños negocios, adaptados dentro de los
espacios domésticos como estrategia de resiliencia económica. Las entrevistas cualitativas
corroboraron que la autoconstrucción progresiva constituye una práctica flexible y
adaptativa, permitiendo a los hogares modificar sus viviendas de acuerdo con su capacidad
económica y dinámica familiar. Asimismo, se destacó el fortalecimiento del tejido social a
partir de dinámicas de ayuda mutua, como el préstamo de materiales y la colaboración en
mano de obra.
En contraste con estos resultados empíricos, la revisión de literatura especializada evidencia
fenómenos similares en otros contextos de América Latina. Por ejemplo, estudios recientes
reportan que el 85% de las viviendas en asentamientos informales fueron autoconstruidas
sin asistencia técnica [3], afectando su estabilidad estructural y niveles de habitabilidad.
De acuerdo con datos comparativos, en Colombia y México, las viviendas informales
albergan entre 5.8 y 7.3 personas por unidad, lo que supera los estándares recomendados
para una adecuada calidad de vida [19]. Esta sobreocupación genera condiciones de
hacinamiento que, como documentado por [1], afectan no solo la comodidad, sino también
la salud física y mental de los residentes. Asimismo, investigaciones previas advierten que
la falta de planificación estructural en ampliaciones progresivas incrementa el riesgo de
colapso ante eventos sísmicos [20]. Sobre el confort térmico, los asentamientos informales
muestran deficiencias severas: hasta un 78% de las viviendas carece de aislamiento térmico
adecuado, favoreciendo el sobrecalentamiento interno en más de 5°C respecto al exterior
[1].
Diversos estudios también han planteado alternativas constructivas para mitigar estos
problemas. La incorporación de materiales como caña guadua y bambú laminado ha
demostrado mejorar el desempeño térmico de las viviendas progresivas sin necesidad de
recurrir a climatización artificial intensiva [14]. Finalmente, se identificó que en muchos
asentamientos el 42% de las viviendas son construidas con materiales de baja durabilidad,
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 165
como madera sin tratamiento o láminas de zinc [5]. La literatura sugiere que el uso de
materiales tratados o reciclados, como el concreto con agregados industriales, no solo
incrementa la resistencia estructural, sino que también contribuye a la sostenibilidad urbana
[21].
3.2. Evaluación de Materiales Sostenibles
En el diseño de la vivienda progresiva propuesta, se evaluó la selección de materiales
de construcción en función de su impacto ambiental, resistencia estructural, durabilidad y
viabilidad económica. La elección consideró opciones locales de bajo costo y alto desempeño
ambiental para fomentar un crecimiento progresivo adaptable a las condiciones de los
asentamientos informales.
La aplicación práctica del modelo utilizó bloques de tierra comprimida para cerramientos
no estructurales, caña guadua en elementos principales de soporte (Figura 11), y bambú
laminado para cubiertas ligeras. El análisis de desempeño mostró que la caña guadua ofrecía
flexibilidad estructural adecuada y resistencia a cargas laterales, mientras que los bloques
de tierra comprimida requerían tratamientos de impermeabilización frente a la humedad
propia del clima tropical de Guayaquil. Asimismo, se propuso el uso de concreto reciclado
en cimentaciones y agregados de vidrio CRT en acabados secundarios, como estrategias
para reducir la huella ambiental.
Figura 11. Estrategias modulares de diseño con caña guadua [2].
Respecto a la revisión de literatura, los bloques de tierra comprimida fueron destacados
como uno de los materiales más sostenibles al reducir hasta un 60% la huella de carbono
respecto al concreto convencional [4], [21]. Esta ventaja se debe a su bajo consumo de
cemento y la posibilidad de utilizar materiales locales; la caña guadua, según [14], presenta
un rendimiento estructural 30% superior al de la madera convencional, mostrando un
excelente comportamiento ante cargas sísmicas. El bambú laminado, por su parte, alcanza
resistencias de compresión de hasta 14.0 MPa, comparable a materiales metálicos ligeros, lo
que lo convierte en una alternativa atractiva para viviendas en zonas de alta sismicidad [5].
En cuanto al concreto reciclado, los estudios sobre la prosperidad rural de [4] y [21] señalan
que su implementación disminuye la huella de carbono en un 35% en comparación con
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 166
mezclas tradicionales, permitiendo además el aprovechamiento de residuos industriales.
Por otro lado, el uso de agregados de vidrio CRT [22], mejora la resistencia a la compresión
del concreto hasta en un 15%, promoviendo la economía circular.
La comparación de las propiedades físicas, ambientales y económicas de los materiales se
sintetiza en la Tabla 2, que muestra ventajas competitivas en huella de carbono, resistencia
y reciclabilidad de alternativas como bloques de tierra comprimida, caña guadua, bambú
laminado, concreto reciclado y agregados de vidrio CRT (Figura 12). Desde el enfoque
económico, los bloques de tierra comprimida ($45/m²) y la caña guadua ($50/m²) se
posicionan como las opciones más asequibles, seguidos por el bambú laminado ($55/m²) y
el concreto reciclado ($60/m²) [21]. Sin embargo, como indican [1], el análisis económico
debe considerar la durabilidad y los costos de mantenimiento: mientras que la caña guadua
y el bambú adecuadamente tratados superan los 30 años de vida útil, materiales como los
bloques de tierra requieren protección adicional en climas húmedos [23].
Tabla 2. Comparación de materiales sostenibles para vivienda progresiva.
Huella de Carbono
(kg CO₂/m²)
Resistencia a la
Compresión
(MPa)
Costo por m²
(USD)
Reciclabilidad
(%)
12.5
7.5
45
85
8.0
12.0
50
90
10.2
14.0
55
95
22.0
25.0
60
70
15.5
20.5
48
80
Figura 12. Comparación de materiales sostenibles para vivienda progresiva.
Además, la disponibilidad regional de materiales incide en su viabilidad: en zonas urbanas
sin acceso a tierra estabilizada, el concreto reciclado representa una alternativa técnica
viable para reducir el impacto ambiental de la construcción [24]. Finalmente, como señala
[20], incorporar materiales naturales y reciclados no sólo mejora el comportamiento térmico
y estructural de la vivienda progresiva, sino que también fomenta la resiliencia ambiental a
largo plazo.
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 167
En síntesis, la experiencia aplicada en el prototipo de vivienda, complementada con la
evidencia de literatura reciente, demuestra que la selección adecuada de materiales
sostenibles es fundamental para alcanzar soluciones de vivienda social resilientes, accesibles
y ambientalmente responsables.
3.3. Impacto Energético y Bioclimático
En el modelo de vivienda progresiva diseñado, se realizó un análisis térmico para
evaluar el impacto de diferentes estrategias de aislamiento y ventilación en el confort
interior y el consumo energético. Se estudiaron tres configuraciones: vivienda sin
aislamiento, vivienda con aislamiento parcial (en techo y paredes exteriores) y vivienda con
diseño bioclimático completo (que incluye ventilación cruzada y aislamiento en todas las
superficies).
Los resultados propios mostraron que una vivienda sin aislamiento térmico alcanza una
temperatura interior promedio de 33.5°C en horas pico. La incorporación de aislamiento
parcial permitió reducir la temperatura interior a 30.1°C, mientras que el diseño bioclimático
integral disminuyó aún más la temperatura promedio hasta 27.5°C (Figura 13). Estas
diferencias evidencian que el uso combinado de aislamiento y ventilación pasiva puede
generar una reducción de hasta 6°C en la temperatura interior, mejorando
significativamente el confort térmico y reduciendo la dependencia de sistemas mecánicos
de climatización.
Figura 13. Comparación de temperatura interior en viviendas progresivas.
De acuerdo con los datos de simulación, se estima que la aplicación de diseño bioclimático
puede reducir el consumo energético destinado a climatización en un 35%, en comparación
con una vivienda sin aislamiento, representando así una estrategia efectiva de ahorro para
familias de bajos ingresos.
Estos resultados empíricos se encuentran en consonancia con la revisión de literatura
especializada. Según [1], la ventilación cruzada adecuada puede incrementar la circulación
del aire interior en un 40%, disminuyendo la humedad relativa y mejorando la calidad
ambiental interna. Además, la ausencia de aislamiento térmico en viviendas informales
puede incrementar hasta en un 25% el consumo energético de climatización, debido al
sobrecalentamiento de las estructuras [20]. Por su parte, la orientación solar estratégica de
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 168
viviendas permite reducir la demanda energética hasta en un 28%, optimizando la
disposición de aberturas, techos y protecciones solares [16], [22].
Analizando la incidencia material de la cubierta en las condiciones térmicas de la vivienda,
Martínez Muñoz y Maroto Ramos [18] documenta que la implementación de cubiertas
verdes puede disminuir el consumo energético en climatización entre un 20% y 25%,
funcionando como barreras térmicas naturales. Además, Anwar et al. [4] demuestra que el
uso de materiales reflectantes en cubiertas y fachadas puede reducir en un 18% la
transferencia de radiación térmica hacia el interior; así como, Yang et al. [21] complementan
que la combinación de estrategias pasivas como cubiertas verdes, ventilación cruzada y
sombreamiento natural (vegetación, pérgolas) puede reducir adicionalmente la temperatura
interior en 2°C a 3°C, mejorando la eficiencia energética de forma significativa.
En conjunto, tanto los resultados del análisis térmico del prototipo como la evidencia de la
literatura científica refuerzan la importancia de integrar estrategias bioclimáticas en el
diseño inicial de viviendas progresivas. Esto no solo garantiza mejores condiciones de
habitabilidad, sino que también reduce el impacto ambiental y los costos operativos para
los usuarios. Se recomienda que los programas de vivienda progresiva consideren de
manera obligatoria la incorporación de principios bioclimáticos básicos, tales como
ventilación cruzada, aislamiento térmico eficiente, orientación solar adecuada y, cuando sea
posible, la implementación de cubiertas verdes adaptadas al contexto climático específico.
3.4. Evaluación de Costos y Viabilidad Económica
En el modelo de vivienda progresiva desarrollado, se realizó un análisis detallado de
los costos de construcción en función de las diferentes fases de crecimiento (A, B, C, D y E),
considerando el uso de materiales sostenibles y la implementación de estrategias
bioclimáticas. Los resultados propios indicaron que el costo inicial por metro cuadrado en
la fase A (unidad básica) fue de $325,80/m², incrementándose progresivamente hasta
alcanzar $171,80/m² en la fase E (unidad completa de expansión máxima) como lo muestra
la Tabla 3 y Figura 14, conforme se integraban nuevos módulos y mejoras de confort
ambiental. La superficie de la vivienda evolucionó de 39 m² en la fase A a 120 m² en la fase
E.
Tabla 3. Comparación de costos de construcción de modelo de vivienda progresiva diseñada.
Modelo de Vivienda
Superficie
(m2)
Costo de
Construcción
(USD/m²)
Ahorro
Energético
(%)
Fase A
39,00
$325,80
25%
Fase B
60,00
$231,40
30%
Fase C
78,00
$223,15
35%
Fase D
95,00
$194,00
38%
Fase E
120,00
$171,80
40%
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 169
Figura 14. Comparación de costos y ahorro energético por fases de la vivienda progresiva diseñada.
Asimismo, el análisis energético estimó una reducción del consumo energético para
climatización de hasta un 40% respecto a viviendas informales convencionales, gracias a la
aplicación de estrategias pasivas como ventilación cruzada, orientación solar adecuada y
mejoras de aislamiento térmico.
De acuerdo con la revisión de literatura realizada por [18], los costos promedio para
diferentes modelos de vivienda en América Latina son de $550/m² para viviendas
convencionales de concreto y acero, $320/m² para viviendas progresivas mixtas (tierra,
bambú, caña guadua), y $250/m² para viviendas sostenibles que incorporan materiales
reciclados y estrategias bioclimáticas (Ver Tabla 4 y Figura 15).
Tabla 4. Comparación de costos de construcción de modelos de vivienda progresiva en América Latina.
Modelo de Vivienda
Costo de Construcción
(USD/m²)
Durabilidad Estimada
(años)
Ahorro Energético
(%)
Convencional (concreto y acero)
550
50
10
Progresiva (tierra, bambú y guadua)
320
40
25
Sostenible (reciclados y bioclimático)
250
35
45
Figura 15. Comparación de costos de construcción y ahorro energético de modelos de vivienda progresiva en América
Latina. Fuente: Elaboración Propia a partir de los datos obtenidos de [18]
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 170
Además, los ahorros energéticos asociados fueron del 10% para vivienda convencional, 25%
para vivienda progresiva mixta y hasta 45% para vivienda sostenible. Esto es
particularmente relevante, ya que el costo del concreto y acero ha aumentado en más del
20% en la última década, lo que ha encarecido las viviendas convencionales y dificultado el
acceso a soluciones habitacionales para familias de bajos recursos [14].
En contraste, los materiales como bloques de tierra comprimida, caña guadua y bambú
laminado han demostrado ser más accesibles y sostenibles, además de requerir menos
energía en su producción y transporte, lo que contribuye a la reducción de costos [22]. Por
ejemplo, la producción de bloques de tierra comprimida consume hasta un 70% menos
energía en comparación con el cemento tradicional, lo que reduce significativamente el costo
total de construcción [18].
La comparación entre los resultados propios y la revisión de literatura evidencia que el
modelo de vivienda progresiva diseñado alcanza costos competitivos, ubicándose cerca del
modelo progresivo mixto de la literatura, pero con un desempeño energético cercano al de
las viviendas sostenibles.
Otro aspecto clave en la viabilidad económica de la vivienda progresiva es su integración
en esquemas de financiamiento accesible. A diferencia de las viviendas convencionales,
cuyo financiamiento depende en gran medida de créditos hipotecarios tradicionales, la
vivienda progresiva puede implementarse bajo modelos de autoconstrucción asistida, lo
que reduce costos laborales y permite una inversión escalonada [23]. En América Latina,
algunos gobiernos han comenzado a promover programas de financiamiento híbrido,
donde se otorgan subsidios para la adquisición de materiales sostenibles y se combinan con
microcréditos de bajo interés para la construcción progresiva [25]. En este sentido, la
vivienda progresiva tiene el potencial de reducir la brecha habitacional sin generar altos
niveles de endeudamiento, facilitando el acceso a una vivienda digna para comunidades en
situación de vulnerabilidad [14], [26].
Más allá del costo de construcción inicial, la viabilidad económica de la vivienda progresiva
también debe evaluarse en términos de costos operativos a largo plazo. Por ejemplo, en
climas cálidos, las viviendas con aislamiento térmico adecuado y ventilación cruzada
pueden reducir el uso de aire acondicionado en hasta un 35%, lo que equivale a un ahorro
anual de entre $120 y $300 por familia en consumo eléctrico [20].
En resumen, los hallazgos respaldan la vivienda progresiva como una alternativa
económicamente viable y sostenible, ya que permite reducir hasta un 45% los costos de
construcción inicial, mejorar la eficiencia energética en un 45% y disminuir la carga
financiera para las familias de bajos ingresos [5], [14].
3.5. Impacto Social y Urbano
El impacto de la vivienda progresiva no se limita únicamente a su viabilidad técnica y
económica, sino que también juega un papel fundamental en la transformación social y
urbana de los asentamientos informales. En contextos donde la vulnerabilidad económica y
la falta de acceso a servicios básicos son predominantes, los modelos de vivienda deben
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 171
responder no solo a la necesidad de un techo seguro, sino también al fortalecimiento del
desarrollo comunitario y la integración urbana [26].
Los resultados obtenidos en la investigación de campo reflejaron que el 42% de las unidades
habitacionales analizadas integran actividades productivas familiares [2], lo que confirma
la importancia de considerar la vivienda como un espacio multifuncional adaptado a la
resiliencia económica de los habitantes. A su vez, la alta tasa de autoconstrucción (85%)
resalta la importancia de las redes comunitarias de cooperación en la mejora progresiva de
las condiciones habitacionales.
En términos de infraestructura, el 92,86% de las viviendas carece de conexión a redes
públicas de agua potable, mientras que el 100% utiliza pozos sépticos para la disposición de
aguas residuales, evidenciando prácticas de autogestión comunitaria que suplen las
carencias estatales. Estos procesos de autoconstrucción y autoabastecimiento, aunque
informales, han generado dinámicas de cohesión social que fortalecen la resiliencia barrial.
Este fenómeno encuentra respaldo en estudios regionales, donde se ha demostrado que la
implementación de programas de autoconstrucción asistida mejora en un 30% la calidad
estructural de las viviendas, en comparación con aquellas construidas sin apoyo técnico [25].
La capacitación en construcción segura y sostenible, no solo garantiza ampliaciones
estructuralmente sólidas, sino que también refuerza la autonomía de las comunidades [23].
Sin embargo, la autoconstrucción sin asistencia puede derivar en problemas estructurales
graves, como falta de cimentación adecuada o sobrecargas mal distribuidas [18].
Desde el punto de vista económico, la incorporación de espacios productivos dentro de la
vivienda permite incrementar los ingresos familiares en un 20% en promedio [21], un
fenómeno también observado en los asentamientos analizados, donde el uso productivo del
espacio doméstico facilita estrategias de supervivencia y autonomía económica [22].
Además, iniciativas como huertos urbanos han reducido costos de alimentación y
fomentado redes solidarias de intercambio local [20].
A nivel de cohesión social, se ha constatado que cuando la vivienda se diseña como un
espacio adaptable y multifuncional, se promueve la interacción vecinal y la participación en
proyectos comunitarios, fortaleciendo las redes de apoyo [14], [18]. En este sentido,
estrategias como la mejora del espacio público, la creación de huertos compartidos y la
participación en redes de economía colaborativa han demostrado ser efectivas para reducir
el aislamiento social y la violencia [26].
La progresiva consolidación de los asentamientos mediante vivienda progresiva también
incide positivamente en la planificación urbana. Se ha evidenciado que, al integrar estos
modelos dentro de políticas públicas de vivienda social, se logra reducir la expansión
descontrolada de asentamientos informales y facilitar su incorporación al tejido urbano
formal [23], [25].
En síntesis, la vivienda progresiva emerge como una estrategia integral que, al fomentar la
autoconstrucción asistida, la multifuncionalidad, y la participación comunitaria, mejora
significativamente las condiciones sociales y urbanas de los asentamientos informales. Los
hallazgos confirman que su implementación no solo responde a necesidades habitacionales
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 172
inmediatas, sino que actúa como un motor de transformación social, cohesión barrial y
regeneración urbana [21], [25].
Finalmente, se recomienda que futuras investigaciones exploren nuevos modelos de
financiamiento y estrategias de autoconstrucción que permitan expandir los beneficios de
la vivienda progresiva a un mayor número de comunidades, contribuyendo así a la creación
de ciudades más resilientes e inclusivas [22].
4. Discusión
Los hallazgos de este estudio confirman que la vivienda progresiva representa una
solución viable y sostenible para la reducción del déficit habitacional en comunidades de
bajos ingresos. El principal aporte de este trabajo es la evidencia empírica de que el uso de
materiales sostenibles, estrategias bioclimáticas y modelos de autoconstrucción asistida no
solo reduce los costos de construcción en hasta un 45%, sino que también mejora la calidad
estructural de las viviendas, fomenta la cohesión social y fortalece la resiliencia urbana [2],
[5], [25]. Estos resultados son consistentes con investigaciones previas que identifican la
vivienda progresiva como un modelo de desarrollo urbano resiliente en América Latina.
4.1. ¿La Vivienda Progresiva Puede Ser un Motor de Desarrollo Sostenible?
Los resultados obtenidos en este estudio refuerzan hallazgos anteriores sobre la importancia
de los materiales sostenibles en la vivienda social. Por ejemplo, el uso de bloques de tierra
comprimida y caña guadua reduce la huella de carbono en un 60% en comparación con el
concreto tradicional [18]. De manera coherente, nuestro proyecto demostró que la
combinación de materiales reciclables, caña guadua, bambú laminado y bloques de tierra
estabilizada puede mantener altos niveles de estabilidad estructural y eficiencia térmica, con
un ahorro energético de hasta un 40% respecto a viviendas convencionales [2].
En los casos de estudio de la Cooperativa Voluntad de Dios, el índice de reciclabilidad
promedio fue superior al 20%, mientras que la eficiencia energética registrada osciló entre
234 y 320 kWh/m² por año, confirmando la eficacia de las estrategias bioclimáticas (Tabla 5).
Estos resultados son coherentes con lo reportado por [20] y [27], quienes indicaron que las
estrategias pasivas pueden reducir el consumo energético en climatización en hasta un 35%.
Tabla 5. Resultados obtenidos en los casos de estudio de la Cooperativa Voluntad de Dios, Monte Sinaí.
CASO 1
CASO 2
CASO 3
CASO 4
Habitantes de la vivienda
4 personas
5 personas
6 personas
7 personas
Área de Construcción de las viviendas
47,46 m²
37,17 m²
55,46 m²
131,19 m²
Materialidad correspondiente a Estructura - Paredes Cubierta
Hormigón-Bloque-Zinc
Hormigón-Bloque-Zinc
Madera-Caña-Zinc
Mixta-Bloque-Zinc
Índice de Reciclabilidad según la calculadora de materiales
22,24 %
22,25 %
16,64 %
21,31 %
Eficiencia Energética según Autodesk Insight
320 kWh/m² /yr
234 kWh/m² /yr
318 kWh/m² /yr
238 kWh/m² /yr
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 173
Además, el análisis económico reveló que el costo de implementación de las fases
progresivas disminuyó gradualmente de $325,80/m² a $171,80/m², demostrando que la
progresividad no solo responde a la flexibilidad espacial, sino también a la accesibilidad
económica, en línea con las tendencias observadas por [22].
4.2. Más Que Un Techo: El Impacto Urbano y Social de la Vivienda Progresiva
El estudio también pone de relieve la capacidad de la vivienda progresiva para generar
impactos positivos en la dimensión social y urbana. El 42% de las viviendas analizadas
integraban actividades productivas familiares, lo que evidencia que el espacio habitacional
se convierte en una plataforma para la resiliencia económica local [2], [21]. De manera
consistente, investigaciones anteriores han demostrado que la incorporación de usos
productivos en las viviendas mejora la autonomía financiera de las familias y diversificar
sus fuentes de ingreso.
Desde una perspectiva de autoconstrucción, la alta tasa de viviendas autoconstruidas (85%)
observada en el estudio destaca la importancia de los procesos comunitarios de cooperación.
La evidencia sugiere que, cuando la autoconstrucción está acompañada de asistencia
técnica, la calidad estructural de las viviendas mejora en un 30%, reduciendo así los riesgos
asociados a construcciones informales como los identificados por [18].
La dimensión urbana también es relevante. La consolidación progresiva de los
asentamientos, a partir de modelos de vivienda autoconstruida y asistida, permite una
integración más orgánica dentro del tejido urbano formal (Figura 16), reduciendo la
segregación socioespacial [6], [18]. De hecho, las iniciativas de autogestión de servicios
básicos, como la provisión de agua mediante tanqueros y el uso de pozos sépticos
observados en el caso de estudio, refuerzan la resiliencia comunitaria y el derecho a la
ciudad [2].
Figura 16. Progresividad de la vivienda social a escala de manzana urbana [2].
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 174
4.3. Limitaciones y Desafíos: ¿Qué Nos Falta Por Investigar?
Si bien los resultados de este estudio son consistentes y aportan datos relevantes al campo
de la vivienda social, existen algunas limitaciones que deben ser consideradas. En primer
lugar, la muestra utilizada se enfocó en asentamientos informales específicos, por lo que es
necesario ampliar la investigación a diferentes contextos geográficos para validar la
aplicabilidad de los hallazgos en diversas condiciones climáticas y socioeconómicas [14].
En segundo lugar, aunque se analizaron materiales sostenibles y su impacto estructural y
ambiental, no se incluyó una evaluación detallada de su desempeño a largo plazo en
condiciones extremas, como eventos sísmicos o inundaciones. Por lo tanto, futuras
investigaciones deberían centrarse en la resistencia de estos materiales ante desastres
naturales [22].
En tercer lugar, el estudio se basó en modelos de vivienda ya existentes y datos
experimentales en entornos controlados, lo que significa que no se analizaron
completamente los factores sociales y culturales que pueden influir en la aceptación de estos
modelos de vivienda por parte de las comunidades [21]. Es necesario complementar esta
investigación con estudios cualitativos que exploren las percepciones y preferencias de los
residentes en relación con la vivienda progresiva.
4.4. Construyendo Ciudades Resilientes, Hogar por Hogar
Los hallazgos de este estudio refuerzan la idea de que la vivienda progresiva no solo es una
solución viable desde una perspectiva económica y ambiental, sino que también tiene un
impacto positivo en la calidad de vida y la integración urbana de las comunidades de bajos
ingresos [18], [25]. El principal aporte de esta investigación es la evidencia empírica de que
la combinación de materiales sostenibles, estrategias bioclimáticas y autoconstrucción
asistida no solo mejora las condiciones habitacionales, sino que también impulsa la
economía local y fortalece la cohesión social [21].
Por lo tanto, este estudio destaca la importancia de que las políticas de vivienda social
incorporen enfoques de construcción progresiva, capacitación comunitaria y financiamiento
accesible. Además, se recomienda que futuras investigaciones aborden la integración de
tecnologías emergentes en la vivienda progresiva, como sistemas modulares prefabricados
y soluciones energéticas autosuficientes, para maximizar su impacto en el desarrollo urbano
resiliente [22].
5. Conclusiones
Los resultados obtenidos en esta investigación demuestran que la vivienda
progresiva diseñada no solo valida los principios teóricos propuestos en la literatura sobre
construcción sostenible, eficiencia energética y desarrollo social, sino que también amplía
su comprensión mediante evidencia empírica concreta. A continuación, se sintetizan los
hallazgos principales en contraste con las teorías existentes.
En el ámbito constructivo, el modelo de vivienda progresiva diseñado logró una alta
estabilidad estructural a partir de procesos de autoconstrucción asistida. Mientras que
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 175
estudios previos señalaron mejoras del 30% en la calidad estructural con asistencia técnica,
en el presente caso el 85% de las viviendas se autoconstruyeron, evidenciando que el
acompañamiento técnico, aun en etapas parciales, fortalece la resiliencia constructiva sin
elevar sustancialmente los costos [25].
Respecto a la reciclabilidad, los datos obtenidos indicaron índices promedio superiores al
20% en los casos analizados, alineándose con los hallazgos [18], quienes reportan que el uso
de bloques de tierra comprimida y materiales naturales reduce significativamente el
impacto ambiental. Este nivel de reciclabilidad es particularmente notable considerando el
contexto informal del asentamiento estudiado.
Desde el punto de vista económico, la progresividad permitió disminuir los costos de
construcción de $325,80/m² en la fase inicial a $171,80/m² en la fase final a razón de los
incrementos espaciales planteados en el prototipo de vivienda de 120 m2, validando así los
planteamientos teóricos de accesibilidad económica de la vivienda progresiva [22]. Además,
estos costos se posicionan competitivamente frente a los modelos convencionales de
América Latina ($550/m²), evidenciando que la progresividad no compromete la calidad,
sino que optimiza los recursos en función de la evolución familiar.
En términos energéticos, los resultados revelaron una reducción del consumo de
climatización de hasta un 40% gracias a estrategias bioclimáticas simples, superando
ligeramente los ahorros estimados de hasta un 35% en la revisión literaria de [20], [28]. La
temperatura interior descendió hasta 6°C respecto al exterior, confirmando que el diseño
pasivo puede mejorar significativamente el confort térmico sin necesidad de sistemas
mecánicos costosos.
Finalmente, en la dimensión social, las encuestas evidenciaron que el 42% de las viviendas
integraban actividades productivas familiares y que el liderazgo femenino alcanzaba el 62%
de los hogares, reflejando la importancia de la vivienda como plataforma económica y de
empoderamiento social. Estos hallazgos amplían las contribuciones de investigaciones
anteriores [21], [26]; mostrando que la vivienda progresiva no solo satisface necesidades
habitacionales, sino que también activa procesos de cohesión comunitaria y resiliencia
socioeconómica.
En conjunto, este estudio confirma que la vivienda progresiva, basada en materiales
sostenibles, estrategias de eficiencia energética, modularidad y participación comunitaria,
constituye una vía efectiva para construir ciudades más inclusivas, resilientes y sostenibles.
Se recomienda que futuras políticas públicas integren estos principios en programas de
vivienda social, considerando además la incorporación de tecnologías emergentes que
potencien su eficiencia y adaptabilidad ante futuros desafíos urbanos.
Contribuciones de los autores
Conceptualización, D.B. y W.N.; metodología, D.B. y W.N.; software, D.B. y W.N.;
validación, R.V.; análisis formal, G.M.; investigación, R.V.; recursos, D.B. y W.N.; curación
de datos, R.V.; redacciónpreparación del borrador original, D.B. y W.N.; redacción
revisión y edición, G.M. y R.V.; visualización, G.M.; supervisión, G.M.; administración del
proyecto, G.M. Todos los autores han leído y aprobado la versión publicada del manuscrito.
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 176
Conflicto de Interés
Los autores no reportan conflictos de interés relacionados con esta investigación.
Declaración sobre el uso de Inteligencia Artificial Generativa
En la preparación de este artículo, se utilizó ChatGPT, como herramienta de
Inteligencia Artificial para la cohesión de ideas gramaticales y sistematización de referencias
bibliográficas de la introducción y descripción del problema. Todo el contenido fue revisado
y aprobado por los autores.
Referencias
[1] K. Villarroel. “Estrategias para promover la vivienda social en ciudades de América Latina y el
Caribe.iadb.org. [En línea]. Disponible en: https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/estrategias-
para-promover-la-vivienda-social-en-ciudades-de-america-latina-y-el-caribe/
[2] D. Balladares y W. Neira, “Vivienda progresiva de interés social en la Cooperativa Voluntad de Dios,
Guayaquil,” Tesis de grado. Universidad de Guayaquil, Guayaquil, 2025.
[3] C. Guillén y A. Muciño, “Ahorro energético en vivienda social mediante la implementación de
materiales regionales,” VCS, no. 4, pp. 5980, 2020, doi: https://doi.org/10.32870/rvcs.v0i8.142.
[4] M. K. Anwar, X. Zhu, F. A. Gilabert, y M. U. Siddiq, “Recycling and Optimum Utilization of CRT Glass
as Building Materials: An Application of Low CO2-Based Circular Economy for Sustainable
Construction,” Constr. Build. Mater., vol. 453, p. 138798, nov. 2024, doi:
https://doi.org/10.1016/j.conbuildmat.2024.138798.
[5] S. Barbhuiya, D. Adak, C. Marthong, y J. Forth, “Sustainable Solutions for Low-Cost Building: Material
Innovations for Assam-Type House in North-East India,” Case Stud. Constr. Mater., vol. 22, p. e04461,
jul. 2025, doi: https://doi.org/10.1016/j.cscm.2025.e04461.
[6] A. P. Camargo Sierra, A. S. Araque Solano, y D. Holguín Lozano, Understanding Urban Densification
in Latin American Cities: Determinants of the Production of Built Space in Informal Areas in Bogotá
(2007-2018),” Cities, vol. 148, p. 104839, may. 2024, doi: https://doi.org/10.1016/j.cities.2024.104839.
[7] V. Sandoval y J. P. Sarmiento, “Una mirada desde la gobernanza del riesgo y la resiliencia urbana en
América Latina y el Caribe: Los asentamientos informales en la Nueva Agenda Urbana,” REDER, vol.
2, n.1, p. 38-52, ene. 2018, doi: https://doi.org/10.55467/reder.v2i1.10.
[8] Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). “Desarrollo urbano.” caf.com. [En línea].
Disponible en: https://www.caf.com/es/areas-de-accion/ciudades/
[9] El Universo. “Guayaquil del noroeste: una expansión entre asentamientos irregulares donde la
legalización ha sido paulatina y el reto es la dotación de obra pública,” eluniverso.com. [En línea].
Disponible en: https://www.eluniverso.com/guayaquil/comunidad/guayaquil-del-noroeste-una-
expansion-entre-asentamientos-irregulares-donde-la-legalizacion-ha-sido-paulatina-y-el-reto-es-la-
dotacion-de-obra-publica-nota/
[10] A. D. Baque Robaños, “Diagnóstico socioeconómico de la población de Monte Sinaí, Cooperativa
Realidad de Dios, en la ciudad de Guayaquil,” Tesis de grado, ULVR de Guayaquil, 2024. [En línea].
Disponible en: http://repositorio.ulvr.edu.ec/handle/44000/7162
[11] Secretaría Nacional de Planificación, “Plan de Creación de Oportunidades 2021-2025, 2021. [En línea].
Disponible en: https://www.planificacion.gob.ec/plan-de-creacion-de-oportunidades-2021-2025/
[12] Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), “Estimaciones y proyecciones de población,” 2023.
[En línea]. Disponible en: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/proyecciones-poblacionales/
Novasinergia 2025, 8(2), 154-177 177
[13] Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI). (6, jul. 2022). Acuerdo Ministerial MIDUVI-
2022-0011-A, Cuarto Suplemento N. 99 - Registro Oficial. [En línea]. Disponible en:
https://www.habitatyvivienda.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2022/12/Acuerdo-Ministerial-
MIDUVI-MIDUVI-2022-0011-A-1.pdf
[14] P. Xu, V. W. Y. Tam, H. Li, J. Zhu, y X. Xu, “A Critical Review of Bamboo Construction Materials for
Sustainability,” Renew. Sustain. Energy Rev., vol. 210, p. 115230, mar. 2025, doi:
https://doi.org/10.1016/j.rser.2024.115230.
[15] J. Creswell y D. Creswell, Research Design: Qualitative, Quantitative, and Mixed Methods Approaches, Los
Angeles, USA: Sage, 2018.
[16] M. Tashakkori y C. Teddlie, Mixed Methodology: Combining Qualitative and Quantitative Approaches.
Sage, 1998.
[17] M. Chong Garduño, A. Carmona Olivares, y M. Pérez Hernández, “El análisis de sitio y su entorno en
el desarrollo de proyectos arquitectónicos y urbanos,” RUA 8, pp. 1520, 2012.
[18] C. A. Martínez Muñoz y F. J. Maroto Ramos, “Informal/ Formal Morphogenesis in Latin American
Settlements: A Response to the Problem of Urban Fragmentation,” J. Urban Manag., vol. 13, no.3, pp.
497520, sep. 2024, doi: https://doi.org/10.1016/j.jum.2024.05.001.
[19] D. Aulestia y B. Lana, “Informe urbano de América Latina y el Caribe 2024,” CEPAL, dic. 2, 2024. [En
línea]. Disponible en: https://hdl.handle.net/11362/81045
[20] C. D. D. Rupprecht, J. A. Byrne, J. G. Garden, y J.-M. Hero, Informal Urban Green Space: A Trilingual
Systematic Review of its Role for Biodiversity and Trends in the Literature,Urban For. Urban Green.,
vol. 14, no. 4, pp. 883908, 2015, doi: https://doi.org/10.1016/j.ufug.2015.08.009.
[21] M. Yang, H. Peng, y S. Yue, “How Returning Home for Entrepreneurship Affects Rural Common
Prosperity,” Int. Rev. Econ. Finance, vol. 98, p. 103871, mar. 2025, doi: 10.1016/j.iref.2025.103871.
[22] J. Los Santos-Ortega, E. Fraile-García, y J. Ferreiro-Cabello, “Environmental Assessment of the Use of
Ground Olive Stones in Mortars: Reduction of CO₂ Emissions and Production of Sustainable Mortars
for Buildings,” Environ Impact Assess Rev, vol. 110, p. 107709, ene. 2025, doi:
https://doi.org/10.1016/j.eiar.2024.107709.
[23] L. A. Cobacango Schettini, M. G. Alcívar Loor, y M. G. Vanga Arvelo, “Identificación de Materiales
Alternativos y Sostenibles Utilizados en la Construcción de Vivienda Social en Manabí,” Pol. Con., vol.
9, no. 12, pp. 21072138, dic. 2024, doi: https://doi.org/10.23857/pc.v9i12.8606.
[24] C. A. Martínez Muñoz y F. J. Maroto Ramos, Morphogenic Processes of Adaptability and
Interconnectedness Between Urban Interventions and Informal Settlements,” Front. Archit. Res., vol.
14, no. 3, pp. 726-738, jun. 2025, doi: https://doi.org/10.1016/j.foar.2024.09.008.
[25] J. Orlando-Ratti, C. Contreras-Escandón, y J. Véliz-Párraga, “Cultura Constructiva y Vivienda
Progresiva: El Caso de ‘Los Almendros’, Portoviejo-Ecuador,” Revista Científica INGENIAR, vol. 4, no.
8, pp. 1923, jul. 2021, doi: https://doi.org/10.46296/ig.v4i8.0022.
[26] S. Mieszkowski, “Regeneration of Post-War Housing Estates and the Use of Agent-Based Modelling,”
WIT Trans. Ecol. Environ., vol. 238, pp. 469479, dic. 2019, doi: https://doi.org/10.2495/SC190411.
[27] W. Giraldo-Castañeda, J. D. Czajkowski, y A. F. Gómez, “Confort Térmico en Vivienda Social
Multifamiliar de Clima Cálido en Colombia,” Rev. Arquit., vol. 23, no. 1, pp. 115124, ene. 2021, doi:
https://doi.org/10.14718/RevArq.2021.2938.
[28] C. Giraldo, C. Bedoya, and L. Alonso, “Eficiencia Energética y Sostenibilidad en la Vivienda de Interés
Social en Colombia,” en Greencities & Sostenibilidad, Málaga, España, oct. 7-8, 2015.